Descuentos reales para tus peludos

"Nuestra Deidad"

La Historia de un pug qué exigió un imperio

Ramona ✝️

05/2015 - 02/12/2015

"La historia de una Pug que exigió un imperio."

La Historia de Ramona

​Olvida el cuero italiano y los cristales por un minuto. Hablemos de amor

​Antes de que todo esto existiera, antes del brillo y la obsesión por el detalle, mi mundo era… Digamos que era funcional. Un universo color beige. Entonces, llegó el terremoto.

​Llegó en forma de un cuerpo pequeño, compacto, con ojos saltones que parecían contener todas las preguntas del universo y un ronquido capaz de derribar paredes. Llegó Ramona.

​Ramona no era solo una Pug. Ramona era una fuerza de la naturaleza que decidió aterrizar en mi sala. Ella no me pidió permiso para cambiar mi vida; simplemente entró, se sentó en mi sillón favorito, me miró con esa cara aplastada y perfecta, y reescribió mis prioridades.

​Ella me enseñó esa lealtad feroz que no pide nada a cambio. Me enseñó que la alegría más pura puede venir de una cola moviéndose al verte llegar, aunque solo hayas salido por cinco minutos a tirar la basura.

​Y un día, mirándola dormir (y roncar estruendosamente), sentí una oleada de gratitud tan fuerte que dolía. Miré el collar genérico de nylon que llevaba puesto, una cosa triste y desechable que había comprado en el supermercado, y sentí vergüenza.

​¿Cómo podía ponerle algo tan ordinario a un ser tan extraordinario?

¿Ella me daba su alma entera todos los días, y yo le daba plástico?

​En ese momento, entendí todo. Ramona no era una "mascota". Era mi familia, mi musa, mi salvadora en días grises, mi pequeña deidad de cuatro patas. Ella no merecía un accesorio; ella merecía una ofrenda. Merecía llevar sobre su cuello algo que reflejara, aunque fuera un poco, la luz que ella traía a mi vida.

​Así nació esta marca. No nació en una sala de juntas con un plan de negocios. Nació en el suelo de mi sala, jugando con Ramona, con la firme promesa de que nunca más algo "suficientemente bueno" tocaría su piel.

​Cada collar que ves aquí, cada cristal puesto a mano, cada pieza de cuero seleccionada, lleva una parte de esa promesa.

​Esto no es vanidad, cariño. Esto es devoción.

​Cuando le pones una de nuestras piezas a tu perro, no lo estás disfrazando. Lo estás honrando. Estás diciendo al mundo: "Este ser que camina a mi lado es realeza, y merece ser tratado como tal".

​Gracias, Ramona. Todo esto es culpa tuya, mi pequeña y ruidosa inspiración.

"El Humano Detrás de la Aguja".

​"Soy Oscar Maya, el mayordomo oficial de Ramona y el artesano detrás de cada pieza. Lo que empezó como una ofrenda para mi perra, se convirtió en una obsesión por el detalle.